Desde hace mucho tiempo hemos tomado como algo común conocer a alguien y que tenga dos o un nombre, pero desde tiempos históricos se han conocido a personas que llegaron a tener hasta 39 nombres, algo que en el presente difícilmente puede ocurrir.
¿Desde cuándo las personas empezaron a tener dos nombres?
Todo este se remonta a Italia a finales del siglo XIII, con la práctica iniciando primero entre la gente de las élites y luego extendiéndose a otras clases sociales. La mayoría de estos primeros segundos nombres eran de santos, y el propósito era que protegieran a los niños que llevaban sus nombres. La costumbre se extendió tanto que llegó a otros países como España y Francia, para después extenderse hasta Inglaterra.
Luego los segundos nombres tomaron la ocupación de amontonar relaciones, teniendo que ver con la herencia y el linaje de ciertas clases altas. Es así como surgió la costumbre de poner el nombre del papá a su hijo, o el de la mamá a su hija. También se podría hacer para honrar a otros miembros de la familia, como abuelos o padrinos.
Nombres heredados
En la actualidad, los segundos nombres continúan siendo una forma de mantener los nombres de la familia y, por lo tanto, de preservar las relaciones. A veces también se usan con ciertos fines estéticos o para resaltar una personalidad más interesante o destacada en el niño.
Muchos padres de familia pueden poner a sus hijos nombres que ellos mismos hubieran querido tener o que se relacionan con ciertos personajes populares o históricos a los que admiran.
Gracias a esta costumbre, no conocemos a gente que tenga nombres tan largos y que parezcan trabalenguas como nuestros antepasados.