El sentido del olfato es uno de los más importantes para todos, pues no ayuda a experimentar los olores de todo lo que nos rodea, siendo vital incluso en lo que saboreamos, en nuestras relaciones sociales y ayudándonos a detectar posibles amenazas.
Algo que nos hizo apreciar todavía más el olfato fue que una de los síntomas de COVID era la pérdida de este sentido, sin embargo, el aire que respiramos podría estar erosionado nuestra capacidad de oler.
Si bien todos tenemos la capacidad de olfatear nuestro alrededor, nuevos estudios han comprobado que el aire contaminado que respiramos podría estar afectando a nuestro sentido del olfato gradualmente durante los próximos años.
Contaminación en el aire y el olfato
La exposición de partículas contaminadas provenientes de autos, estaciones eléctricas y nuestros propios hogares han estado afectando nuestro bulbo olfatorio, un trozo de tejido debajo de nuestro cerebro que está lleno de terminaciones nerviosas y es esencial para captar todos los diferentes olores.
El síntoma que provoca la pérdida total de olfato se llama anosmia, y no solamente es provocado con el COVID, sino que puede llegar a presentarse al exponerse a un amplio número de contaminantes en el aire. Cuando una partícula contaminada pasa a través del bulbo olfativo y llega directamente al cerebro, causa también anosmia.
Aire contaminado y su impacto en el olfato
Los estudios concluyen que el deterioro del sentido del olfato podría ser un ‘’indicador’’ que el aire se está llenando de toxinas, lo que podría ocasionar que con los años las personas puedan experimentar una sensación olfativa mucho más reducida.
La pérdida del olfato hace que haya mayores probabilidades de desarrollar depresión y ansiedad, desempeñando un papel en la obesidad o la pérdida de peso, la desnutrición y los casos de intoxicación alimentaria.
Otra razón más para buscar disminuir la contaminación del medio ambiente.