Actualmente es normal que cada persona tenga uno o dos nombres, pero en décadas anteriores existían personajes históricos que llegaban a tener la asombrosa cantidad de hasta 38 nombres.
La tradición de que las personas tengan dos nombres tiene una larga historia. Según el escritor Stephen Wilson, la costumbre de poner dos nombres comenzó en Italia a finales del siglo XIII.
Como ocurría en tiempos anteriores, está práctica se empezó a utilizar primero por las élites para luego extenderse a otras cases sociales, tardando cien años en llegar a algunas localidades más aisladas del centro de Italia.
Nombres de santos
La mayoría de estos primeros segundos nombres eran de santos, y el propósito era que protegieran a los niños que llevaban sus nombres. Esta tradición era algo muy habitual entre las comunidades cristianas, y luego se extendió a otros países como España y Francia, para luego llegar a Inglaterra.
Los segundos nombres también se derivaron como una forma de mantener los nombres de la familia, por lo que en la actualidad se sigue viendo que los hijos llevan los nombres de algún otro integrante familiar como los papás o los abuelos.
Muchos padres de familia pueden poner a sus hijos nombres que ellos mismos hubieran querido tener o que se relacionan con ciertos personajes populares o históricos a los que admiran.