La acelerada vida que llevamos en la actualidad nos hace ejecutar de manera rápida muchas actividades diarias, realizándolas sin prestar demasiada atención a cómo las hacemos.
Una de las más afectadas es la comida, pues muchas personas almuerzan rápidamente en un pequeño momento del día para así poder seguir con su acelerada rutina. Comer de forma acelerada puede hacernos ganar peso y además ser perjudicial para la salud.
Así como a nuestro organismo le lleva tiempo sentir la necesidad de ingerir comida y enviar a nuestro cerebro la señal de "hambre", también tiene una demora en enviar la señal indicando que ya estamos satisfechos.
La señal de ''estar llenos'' puede tardar entre 5 y 20 minutos en llegar al cerebro, por lo que si estamos comiendo muy rápido, es probable que en ese intervalo sigamos ingiriendo comida y calorías que en realidad nuestro organismo ya no necesita.
Comer calorías extras
Según diversas pruebas, las personas que comen rápido ingieren entre 100 y 200 calorías extra respecto de quienes comen más lento, dando lugar al sobrepeso por una mayor acumulación de grasa en la zona de la cintura.
Aunque es difícil generar un cambio en cómo ingerimos alimentos, lo primordial es prestar atención y ser conscientes de lo que estamos haciendo mientras lo hacemos.
Para masticar más veces y comer más lento, un truco básico es dejar los cubiertos sobre la mesa entre bocado y bocado, para así tener presente cómo estamos utilizándolos y comiendo de manera más ordenada.