Una de las sensaciones más molestas que puede experimentar cualquier persona es ser interrumpido por otra persona, una situación que ocurre muchas más veces de la que nos gustaría admitir.
La razón por la que es tan molesto que la gente interrumpa es porque para muchos puede parecer una práctica denigrante que resulta enfurecedora, porque sugiere que las ideas de uno o nuestra participación no son válidas.
Según los expertos, aquellos que interrumpen a menudo tienen más poder logrado o atribuido y están acostumbrados a que la gente se calle cuando quiere hablar, algo que inconscientemente denigra a los interrumpidos.
Prioridad de palabras
Ante estas situaciones, puede ser útil preguntarse si uno desea hablar o dejar pasar la interrupción. Si uno decide intervenir, lo mejor es hacer notar a la otra persona su interrupción, levantando la mano y diciendo algo como ''Espera, me gustaría terminar lo que estaba diciendo''.
De esta forma haremos notar a los interruptores que también existen otras voces y opiniones a la hora de dialogar, y no solamente su discurso.
Las interrupciones constantes pueden causar verdaderas rupturas en la compresión, la conexión y la confianza, un patrón que puede producir problemas en una relación de pareja si ocurre de manera recurrente.
Los expertos del habla aseguran que debemos entender que las conversaciones tienen que sentirse como un partido de tenis con muchos intercambios, en donde cada uno tiene su turno para decir lo que tiene que decir.