Este 2024 será diferente debido a que tendrá 366 días, ya que como cada cuatro años, presenciaremos el año bisiesto, con el mes de febrero terminando el día 29. Esta anomalía en nuestros calendarios fue implementada hace muchos años con el fin de alinear nuestro calendario al año solar.
Y es qué, nuestro planeta no solamente tarda 365 días en dar una vuelta al Sol sobre su órbita como siempre hemos pensado, sino que también le toma 5 horas, 48 minutos y 56 segundos más.
Esta idea se presentó en la Antigua Roma, cuando durante el reinado de Julio César se le pidió al astrónomo Sosígenes que creará un calendario más apegado a la realidad y a la rotación de la Tierra.
Después de crearse el ''calendario juliano'', este fue perfeccionado con el paso de los años, hasta ser reemplazado progresivamente por el calendario gregoriano que fue implementado en 1582, que es el nos rige y todos seguimos en la actualidad.
¿Por qué bisiesto?
La razón por la que el día extra del año bisiesto ocurra en febrero es porque en ese entonces era el último mes del año. La palabra bisiesto proviene del latín ''ante diem bis sextum Kalendas Martias'', que significa ''sexto día antes de las calendas de marzo'' en español, es decir el día 24 de marzo. Para acortar la frase se referían al año como ''bis sextum'', que se traduce a bisiesto en nuestro idioma.
Años después, el papa Gregorio XIII decidió perfeccionar aún más el calendario, haciendo que el día adicional de los años bisiestos sería el 29 de febrero y no el 24 fijado por el calendario juliano.
Como dato curioso, para que no ocurra ningún desfase en el año de la Tierra con el año solar, existe una excepción para los años bisiestos: No serán años bisiestos aquellos que sean múltiplos de 100, excepto si también son múltiplos de 400.
Por ejemplo, no fueron bisiestos el año 1800 ni 1900, pero el año 2000 sí lo fue debido a esta decisión. Siguiendo esta sucesión, ni el año 2100 ni el 2200 serán bisiestos.