Seguro te ha pasado que cuando otra persona te está contando un suceso en el cual estuviste sientes que es distinto a lo que recordabas. O incluso, ha pasado que te acuerdas de haber dejado las llaves en un lugar pero al momento de buscarlas estaban en tu bolsillo.
Todo esto se debe a que nuestro cerebro tiende a crear recuerdos falsos todo el tiempo, incluso si creemos que tenemos la mejor memoria del mundo. Los recuerdos suelen estar acompañados de emociones, cómo nos sentíamos, a qué sabía eso que comimos, por lo que siempre cambiarán dependiendo de la persona.
Al recordar una experiencia propia se necesita conectar todas las partes del cerebro responsables de las diferentes sensaciones, formando una red de neuronas grande y complicada.
Según expertos, los recuerdos no son un registro exacto del pasado, la forma en que recordamos es defectuosa y muchas veces recordamos las cosas diferentes a como realmente pasaron.
Entonces, ¿Nuestra memoria nos miente?
Aunque pueda parecer algo malo, el hecho de que nunca podamos estar seguros de si lo que recordamos es cierto no debe preocuparnos. Nuestros cerebros no están diseñados para registrar el pasado de manera perfecta, sino para navegar por el presente y pensar en el futuro.
Los recuerdos van evolucionando a medida que recordamos algo, olvidando algunas cosas y tomando prestado partes de otras personas que también estuvieron en ese momento. Incluso, el lenguaje usado para describir un evento puede cambiar la forma de recordarlo.
Sin embargo, esto no significa que lo que recordamos no sea totalmente verdadero, pues a fin de cuentas estuvimos en el momento y sentimos ciertas emociones o sensaciones.
Es por esto que a veces recuerdas alguna fiesta o reunión divertidas, mientras que otra persona que te acompañó puede tener una percepción totalmente diferente.