Sentir sueño después de comer es una sensación que la mayoría de personas ha experimentado alguna vez en su vida. Aunque en un principio este cansancio suele relacionarse a la ingesta de alimentos, su explicación viene de los ritmos biológicos o circadianos.
Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas, teniendo sus puntos altos y bajos alrededor del día. La hora del día en que se produce una baja de energía se conoce como nadir.
La sensación de somnolencia después de comer se produce cuando la ingesta coincide con la etapa de nadir de algunos factores y hormonas vinculados con la aleta, lo que resulta en una caída del patrón de actividad y el estado de vigilia, aumentando así nuestra fatiga.
Este tipo de sueño se conoce formalmente como sueño posprandial, y se caracteriza por una sensación de pesadez, cansancio excesivo, confusión y falta de concentración.
Menor energía para actividades
Como consecuencia de la somnolencia generada, las personas suelen tener un menor desempeño en la resolución de tareas, ya sea en el trabajo o en actividades físicas, lo que hace a la persona más propensa a tener accidentes.
Aunque este tipo de sueño no se debe principalmente por la ingesta de alimentos, su efecto y duración se ven afectados por variables como el hambre y el volumen y la composición de la comida que se ingiere.
Algunas recomendaciones para prevenir el sueño es optar por una comida sencilla y poco abundante, evitar la sobreingesta de grasas y azúcares, tomar café para aumentar el estado de alerta y realizar actividad física de bajo impacto, como una caminata corta.
También es recomendable realizar una pequeña siesta de entre 15 y 20 minutos para mitigar los efectos de la fatiga y mejorar el estado de alerta de manera natural.