La mayoría del tiempo y la vida nos pasamos persiguiendo cosas que pensamos que nos darán la felicidad, ya sea la riqueza, la fama, o el éxito profesional todos tenemos un objetivo que sentimos que si llegamos a tenerlo, lograremos ser felices.
Sin embargo, algunas veces cuando alcanzamos estos objetivos, no experimentamos lo que esperábamos, dando pie a la paradoja de la felicidad, un fenómeno que se refiere a la discrepancia entre lo que creemos que nos hará felices y lo que realmente nos hace felices.
Es por eso que los expertos en psicología aseguran que las personas que priorizan la búsqueda de la felicidad personal tienden a experimentar menos emociones positivas y más emociones negativas en general. Tratar de encontrar y maximizar constantemente la propia felicidad podría tener el efecto contrario y deshechar nuestra dicha.
La obsesión por encontrar la felicidad como un objetivo en sí mismo puede conducir incluso a niveles más bajos de bienestar emocional, por lo que la respuesta para encontrar la felicidad es simplemente olvidarse de ella.
Felicidad indirecta
Los expertos apuntan a que puede ser más efectivo enfocarse en aspectos como las relaciones, el crecimiento personal o el sentido de propósito, y qué de ahí, puede que la felicidad venga como un subproducto.
La complejidad de la felicidad radica en su relación con otros valores como la moralidad, el significado o sentido de propósito y la realización personal, mejorando y fortaleciendo otras emociones que son el resultado de perseguir actividades y relaciones que consideramos importantes y satisfactorias.
¿Quieres ser feliz? La clave está en no darle tanta importancia y comenzar a vivir y experimentar todo aquello que nos rodea.