Seguro te ha pasado, vas por la calle y te encuentras con una persona que te saluda por tu nombre de forma amigable, pero por más que intentas, no logras acordarte de su nombre y corresponderle.
Aunque pueda sonar descortés, la verdad es que olvidar los nombres de las demás personas es algo muy común, y tendríamos que verlo como algo normal.
La ciencia confirma que hay un motivo principal por el cual nos es difícil recordar los nombres, ya que no es un problema que llegue con la edad, aunque, evidentemente, cuántos más años tenemos más presente se hace.
La memoria del ser humano responde a una serie de estímulos que debemos tener en cuenta. Los sentimientos y los recuerdos ayudan a recordar en mayor o menor medida esos nombres de las personas que conocemos.
Por ejemplo, imagina que conoces a una persona que tiene el nombre de tu papá y hasta un serio parecido. Con estos dos detalles quizás seamos capaces de recordar mucho mejor a esa persona.
En cambio, imagina que conoces a otra persona de nombre que no te suena o que no has escuchado casi nunca. Será mucho más complicado de recordar, por mucho que lo intentes, no podrás recordar ese nombre que seguramente en otro contexto sería más fácil de recordar.
Al encontrarse con una persona conocida, nuestro cerebro crea descripciones estructurales que se someten a información de personas conocidas.
Cualquier similitud de este tipo se puede utilizar para acceder a la información de identidad de la persona (mantenida en nodos de identidad personal) y luego información adicional (incluido el nombre apropiado) mantenida en zonas del cerebro separadas.
Cuando intentamos recordar el nombre de una persona, ambas partes con diferente información van al sistema cognitivo y evalúan lo que conocen de esa persona.
Si tenemos suficiente información en ambas zonas del cerebro, tenemos más oportunidades de identificar a la persona y así poder saber su nombre.
Al ser un proceso tan complicado, si no tenemos todos los datos necesarios, será muy difícil poder recordar el nombre de alguien al que casi no frecuentas.