Todos sabemos que debemos ejercitar nuestros músculos de manera constante y evitar tener una vida sedentaria para tener una buena salud. Pero algo que quizá dejamos de lado es ejercitar el "músculo de la felicidad".
Así como lo escuchas, los psicólogos afirman que la motivación para buscar la felicidad es como un músculo que podemos desarrollar. Se trata de la capacidad de disfrutar y valorar las experiencias positivas, conocida como sensibilidad a la recompensa.
Desarrollar esta sensibilidad es crucial para superar la inercia emocional que a menudo acompaña la depresión y la ansiedad. Esta capacidad puede ser fortalecida para tener más ánimo de querer hacer actividades que promuevan la felicidad.
Un método efectivo para aumentar la sensibilidad a la recompensa es realizar un pequeño ejercicio diario: planificar una actividad que genere felicidad o una sensación de logro.
Este puede ser un pequeño gesto, como disfrutar de una comida favorita, leer unas páginas de un libro o hablar con un amigo. Después de la actividad, se recomienda cerrar los ojos y revivir el momento, enfocándose en los detalles sensoriales y emocionales para amplificar el placer experimentado.
Este proceso, conocido como "saborear" en psicología, ayuda a reforzar los recuerdos positivos y aumenta la motivación para buscar experiencias similares en el futuro.
Al enfocarnos en las experiencias positivas y permitirnos sentir placer, incluso en medio del dolor, podemos encontrar un equilibrio emocional que nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida con mayor resiliencia.
No te olvides de ejercitar el músculo más importante: la felicidad.