Aunque la suerte es algo que sabemos que está presente, es un factor que no podemos controlar. Ganar una rifa, obtener ese trabajo después de una entrevista incierta, hay muchas cosas que podríamos considerar como ''buena suerte'', algo que todos buscamos que nos pase.
Es aquí que entran las supersticiones, objetos o situaciones que nos hacen creer que tendremos buena o mala suerte durante el día o durante un evento en concreto. Aunque puedan parecer una tontería, la realidad es que la mayoría de personas tiene algo que considera que le da buena suerte, o al contrario, pueda ser un augurio de mala suerte.
¿Por qué creemos en las supersticiones?
Las personas buscamos relaciones de causa y efecto para entender y descubrir las reglas del mundo, y así garantizar nuestra supervivencia. Las supersticiones se crean por la tendencia humana a predecir lo que sucede en el mundo, inventando conexiones con objetos o sucesos, por ejemplo, una camisa de la suerte o hacer cierta cosa un día de la semana en específico para que todo salga bien.
Cuando creamos una conexión entre eventos, como tener un buen día mientras llevamos nuestra camisa de la suerte, se crea el llamado ''sesgo de confirmación'', un mecanismo que nos hace prestar más atención a aquellos sucesos que confirman nuestras creencias.
Esto también ocurre de forma contraria, con creencias que nos hacen tener mala suerte: ''Siempre que lavo el carro, llueve''; ''el repartidor de la paquetería siempre llega cuando no estoy en casa''.
Debido al sesgo de confirmación, olvidamos con facilidad las numerosas veces que no se cumplieron tales predicciones, y al mismo tiempo, recordamos el momento en que ocurrieron esos agraciados o incómodos eventos debido al impacto emocional que generan.
Profecía autocumplida
Otro mecanismo que favorece el mantenimiento de las supersticiones se basa en la ''profecía autocumplida'', es decir, la propia creencia en una predicción puede hacer que se convierta en realidad a través de nuestras acciones.
Tocar madera, no pasar por debajo de una escalera, cruzar los dedos, son actos fáciles de realizar, y que aunque la persona no crea en las supersticiones, siempre existe el ''por si acaso'' o el ''¿y si es cierto?'', algo que mantiene las supersticiones vivas de generación en generación.
Sea como sea, está claro que las supersticiones forman parte de nuestra cultura, estando tan presentea que hasta pueden integrarse en nuestra personalidad y vida cotidiana.