#MundoRaro
¿Por qué nos sonrojamos?
¿Por qué nos sonrojamos?

La mayoría de personas hemos experimentado alguna vez lo que se siente el sonrojarse. Sentir como poco a poco la cara comienza a calentarse y presentar ese color rojo que da la imagen de que efectivamente estamos apenados, pues es algo que se relaciona con emociones como la vergüenza, timidez, pudor y orgullo.

Tanto es así que Charles Darwin se refirió al acto de sonrojarse como ''la más peculiar y la más humana de todas las expresiones'', pues aunque queramos ocultarlo, si la pena controla nuestro cuerpo está claro que nos pondremos rojos.

¿Por qué nos sonrojamos?

Aunque de primeras se desconoce por qué es que nos sonrojamos, se cree que el rubor en las mejillas se produce cuando pensamos en lo que los demás piensan de nosotros, un proceso que implica habilidades cognitivas relativamente complejas.

Los adolescentes son más propensos a sonrojarse, pues a esa edad somos muy sensibles a los juicios sociales. Se sabe que el rubor aumenta durante esa etapa de la vida, pues somos más propensos a dejarnos llevar por opiniones ajenas, por miedo al rechazo o a dejar una impresión equivocada.

Es así que se estudió a un grupo de adolescentes mientras estaban en un karaoke, observando las áreas cerebrales activadas en un escáner de resonancia magnética mientras medían la temperatura de las mejillas, un indicador del sonrojamiento.

Los participantes acudieron al laboratorio para dos sesiones distintas. En la primera, se les pedía que cantaran canciones de karaoke difíciles elegidas a propósito y, en la segunda, veían grabaciones de su propio canto mientras se medía su actividad cerebral y sus respuestas fisiológicas.

Por si fuera poco, también se les dijo que un público vería su grabación con ellos, además que se les mostraron grabaciones de otro participante que había cantado a un nivel comprable y de un cantante profesional disfrazado de tercer participante.

Como era de esperar, los investigadores descubrieron que los participantes se sonrojaban más al ver sus propias grabaciones en comparación con las de otros participantes.

A nivel cerebral, el rubor se asoció a una mayor actividad en el cerebelo, una zona muy conocida por su papel en el movimiento y la coordinación. También detectaron un aumento de la activación en las primeras áreas visuales, lo que sugiere que los vídeos de cantos propios captaron más la atención de los participantes ruborizados.

Con base en estos datos, los investigadores concluyeron que pensar en los pensamientos de los demás puede no ser necesario para que se produzca el rubor. Sonrojarse puede formar parte del desprendimiento de emociones que se siente cuando uno se expone y hay algo que es relevante para uno mismo.