Aunque sabemos lo que hace el cerebro de forma general, hay funciones que tienen una estructura compleja que impresionan a diversos investigadores.
Tal es el caso de su capacidad para entender palabras, almacenarlas y etiquetarlas en regiones específicas según su significado, pues está claro que el lenguaje existe gracias al cerebro.
Sin embargo, la forma en que este organo vital consigue entender el lenguaje es todavía un enigma para la neurociencia, aunque existen esquemas que proporcionan una visión simplificada de cómo el cebrero procesa el lenguaje.
En el lóbulo frontal izquierdo hay neuronas especializadas en las características formales del habla y las estructuras gramaticales, mientras que el lóbulo temporal izquierdo se encarga de la comprensión.
Mientras, canales sensoriales como los ojos, oídos e incluso el tacto llevan información a estas áreas del cerebro para detonar reacciones ante las palabras.
El cerebro puede entender y usar las palabras de manera combinada para crear comunicación compleja, pues muchas de estas palabras pueden referirse a un solo concepto pero con diferentes cargas emocionales.
Por ejemplo, "perrito" y "can" se refieren al mismo animal, pero una despierta simpatía mientras que la otra no. Del mismo modo, "banco" puede ser tanto una institución financiera como un lugar para sentarse.
Algunos expertos apuntan que esta diferenciación instantanea de las palabras y contextos se debe a un "codificador" en el cerebro que separa y distribuye significados en tiempo real.
Resoluciones neuronales han observado que cada palabra activa un par de neuronas en la corteza prefrontal, y solo palabras agrupadas en una categoría podían activarlas.
Algunas células se activan solo al escuchar palabras relacionadas con ciertas acciones o miembros de un grupo, además de reaccionar a sinónimos y listas relacionadas como "granja: vaca, cerdo, gallina" o "escuela: libros, estudio, pizarrón".
El estudio concluyó que el cerebro realiza una codificación semántica mientras escucha el lenguaje para almacenarlo temporalmente según su significado, enviando las palabras a zonas cerebrales específicas más estudiadas.
Un proceso tan complejo que realizamos a cada rato.