Aunque a todos nos gusta aprender cosas nuevas, adoptar un nuevo hábito no es tan fácil como parece. Nuestro cerebro tiende a resistirse a nuevas rutinas porque prefiere hacer aquellas actividades que le son familiares y le aportan comodidad.
Ya sea por la resistencia de nuestro cuerpo a salir de la zona de confort o simplemente por falta de motivación, introducir una nueva rutina a nuestras vidas requiere de tiempo y determinación, es así que diversos estudios han buscado cuántos días nos toma tener un nuevo hábito.
Según una creencia generalizada, se necesitan 21 días para formar un hábito. Este concepto se originó en el libro de autoayuda ''Psycho-Cybernetics'' de Maxwell Maltz, quien observó que a sus pacientes les tomaba alrededor de 21 días acostumbrarse a su nueva apariencia después de una operación quirúrgica.
Sin embargo, existen otras pruebas contundentes que refutaban esta idea. Un estudio examinó la formación de hábitos en una muestra con diversos voluntarios, y encontró que los hábitos se desarrollan en un intervalo entre 18 y 254 días.
Los participantes declararon tardar una media de 66 días en incorporar de forma estable una de las tres nuevas actividades diarias propuestas por el estudio: comer una fruta entre comidas, beber una botella de agua en el almuerzo o correr 15 minutos después de cenar.
Según los expertos, la repetición constante es clave para que un hábito se arraigue en nuestra vida diaria. También, cada persona tiene su propio calendario de creación de hábitos y, por largo que sea, la repetición es la clave para que funcione.
Esto se aplica tanto a las actividades simples, como beber más agua por la mañana, hasta más complejas, como aprender una nueva habilidad, pero la rapidez con la que lo implementemos en nuestra rutina dependerá de la dificultad del tipo de actividad.
Lo más importante a recordar es la consistencia y la persistencia en la práctica de ese hábito deseado. En lugar de enfocarnos en un número específico de día, es más útil concentrarse en establecer rutinas sólidas, mantener la motivación y superar los obstáculos que puedan surgir mientras creamos un nuevo hábito.